¿Lees novela erótica? ¿Te has corrido alguna vez cuando tus ojos se deslizan por las palabras escritas en páginas amarillentas, mientras sientes los latidos atenazando tu polla caliente y dura en el pantalón vaquero?

¿No has sentido como un escalofrío recorre tu espalda desde el pubis, dándote la sensación de que necesitas aire... o mejor, una boca que recorra esa verga erguida desde su base hasta la punta? Muy mojada, mucha saliva caliente resbalando por unos labios carnosos pintados de rojo que se desdibujan manchando el rostro femenino.

Mi rostro...

En su defecto puedes masturbarte, agarrar firmemente tu polla con la mano, rodear el capullo con los dedos gruesos y sentirla palpitar. Gemir.

¿Quieres correrte leyendo novela erótica? ¿Quieres que escriba porno para ti? ¿Quieres recordar estas palabras mientras estás conduciendo, acostado en la cama, o duchándote? ¿Quieres sentir como se te pone dura cuando el agua acaricia tu culo al entrar en el mar? ¿Quieres imaginarme jadear tu nombre mientras estamos separados, fantasear con cómo me masturbo tirada sobre la alfombra de mi dormitorio, como me penetro yo misma y me lamo los pezones... pensando en ti?

Como me estremezco al correrme... gritando tu nombre.

Imagina leche condensada resbalando por mis nalgas. Y ahora imagínala resbalando por mi coño rasurado. Imagina que la lames, que la chupas entera, y que yo te acompaño. Que nos pringamos entre sudor y azúcar.

Y ahora imagina que no es leche condensada...

¿Quieres?

Yo quiero que te corras pensando en mí.

Puedo hacer que te corras pensando en mí.

Puedo.

Puedo escribirte las cosas más calientes.

Puedo.

¿Quieres?

martes, 10 de enero de 2012

Mentirosa

Deja que ahora te mienta… lo necesito. Mi cuerpo me pide otra cosa, pero mi mente no le va a dar tregua. Te voy a mentir, que lo sepas, y decirte que no siento nada al pensarte… O tal vez te diga todo lo contrario, y te diga que te amo. ¿Quién sabe? Soy mala. Te miento siempre, o tal vez solo a veces. Créelo, si puedes. Espero que lo hagas, porque yo no puedo.

Nada me das, sino lo que no preciso. Nada me falta cuando no te tengo conmigo. Eres desechable, como los pañuelos en las que una vez sequé las humedades que provocaste. Allí quedaron, entre otros restos de noches locas. Ahora, si me preguntas por ellos, te diré… que solo uno guardo, como recuerdo, de tu olor con el mío impregnado… El motivo lo desconozco, pero al olerlo… me mojo. ¿Será por eso, que hoy, aun mintiendo, te deseo? ¿O será que me recuerdas a otro?

No tiemblo al sentirte cerca, ya no me caliento con tus palabras. No me haces falta, lo digo en serio… Y sin embargo… por ti muero. Pero es mentira, ya lo sabes; no voy a decirte ahora verdades. Miento más que hablo, porque las certezas, a veces, duelen más que las cosas velada. Y yo mis sentimientos me los tengo que tragar, y así nunca sabrás si es cierto o mentira lo que con tu cuerpo provocas en el mío.

Es todo una invención propia que me pierda entre tus besos. Te engañé por conveniencia, para obtener lo que necesitaba de tus caricias. No te recuerdo, o al menos solo una vez al día… O dos… O mil veces, pero por tonterías. No para recordar como me amabas, como me fundía en tu abrazo, como me perdía en tu boca bendita… o maldita siempre. Te utilicé como a tantos, y me enamoré como una loca, como nunca. Me cambiaste y me dejaste hecha un harapo, que luego tuve que reconstruir como jirones entrelazados, de los trozos de mi ser tras los orgasmos producidos.

Te amé, y ahora no lo hago. Te deseé, y ahora no me importas. Te necesité tanto… tanto como ahora…

Mentiras… mentiras todas. Una traidora, una taimada ramera… eso soy a tus ojos, así quiero que me sientas. No me creas nunca, que mis verdades son obscenas y melosas, y mis mentiras dulces puñaladas en partes de tu cuerpo que desearía estrechar entre mis labios y mis dedos manchados con el semen que te arranco en cada encuentro. Prueba mi boca mentirosa, que sabe a gloria, y engáñate al sentirla indiferente, como quiero que la sientas. No me creas, si mientras entierras tus caderas entre las mías, con la cadencia más hermosa, te digo que te amo. Si lo hago… se me escapó la más dulce de todas las verdades. Pero nunca será otra cosa para mí, que una mentira más… No puede ser verdad, eso hace daño.

Si lo único que no finjo contigo… son mis orgasmos…

No persigas a esta mujer que solo miente cuando habla, que solo imagina que miente, que solo se cree que es capaz de engañar a los que miente, aunque no lo consiga… Déjame imaginar que lo pretendido es obtenido, que me crees cuando quiero, y que me descubres cuando deseo, que es siempre.

Ama solo a la mentirosa, no a la niña asustada que se esconde. No quieras buscarla porque es perversa, y aunque no lo haga con maldad hace doler el alma ajena cuando por su boca sale la mentira más morbosa. Un deseo, un anhelo, o pura necesidad. Si esa niña lo precisa mentirá para obtener de ti las más bellas caricias o el sexo más animal que le puedas conceder. Porque la niña miente igual que la mujer, y si la mujer muere por tus besos puede que por una vez no esté mintiendo… aunque no pueda asegurarlo yo, que ahora no sé que edad tengo.

No te quiero, no te necesito… solo de ti preciso tus besos. Solo eso… Y ya no sé si miento.

No… de ti solo recuerdo tu cuerpo golpeando el mío, compartiendo sudor, compartiendo el calor de los amantes prohibidos… Miento cuando recuerdo algo más que tu sexo en mi sexo… pero esta vez, a quien miento, es a mi mente y no a mi cuerpo. El sabe la verdad, hay veces que es imposible engañar…

Sencillo fuera desearte si pudiera. Sencillo amarte si me estuviera permitido. Solo mentiría para obtener de ti los placeres que me tienes vedados por obtusas convicciones morales. Mentir, al fin y al cabo, me ayuda a que me veas como alguien aceptable, y no como la puta de turno que no quieres a tu lado. Soy mentirosa, pero porque sé, que al final, a la que dice las verdades a la cara no te la follarías nunca, o solo por detrás, sin besarla…

Te deseo. Olvida todo, deja que hable mi alma, y no mi cerebro.

Te amo. Porque por más que mi mente diga lo contrario… no quiere mi entrepierna quedarse sin tus besos.


4 comentarios:

  1. Escribes de un modo que... Invitas a prodigarte una sutil caricia, a compartir un momento de seducción, romanticismo y, ¿porqué no?, de amor.

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Me encanta esa entrega. Uf!, eres mi deseo perfecto convertido en palabras.
    Un pacer leerte.

    Un beso, y feliz jornada!

    ResponderEliminar
  3. Madre mia Magela: Eres la pasión, la locura, el deseo, el posible rechazo, pero todo metido en una batidora que hace que se muera uno por tenerte, y disfrutarte, y gozarte,y perderse uno entre tus caricias y explotar de placer...
    Fantástico relato... Con cada uno nuevo te superas a Tí misma..Entre 1 y 10 puntos, te doy un 15...Besos mi hermosa mentirosa..
    TONYMORENO31

    ResponderEliminar
  4. No te miento al decirte que estoy asombrado por tu texto.

    Un gustazo, muchas gracias.

    ResponderEliminar