Soy deseo, lo sé. Así me siento… Me gusta que me desees y
que mueras por enterrarte en mis carnes, húmedas ante tu recuerdo. Tus
instintos más básicos se encienden cuando me encuentro cerca, o simplemente muy
lejos. Y saberme, aun así, deseada… estremece la piel que se arquea al compás
de sinuosos movimientos.
Danza de sexo. Caderas bamboleantes, dedos ágiles, piernas
separadas… Y mis ojos clavados en tu mirada, que se regocija con la imagen de
la espalda arqueada y el destello en los labios que anuncian mi anhelado
orgasmo.
Soy deseo. Y disfruto con las atenciones que tu morbosa
polla se imagina prodigando a mi cuerpo… a cada uno de los agujeros que te
ofrendo. Caliente como ando, con el gemido eterno en la garganta, y la boca
seca esperando premio…
Soy deseo, y juro que me encanta serlo.
Huelo a sexo, dibujo sexo, destilo sexo.
Entregado a los placeres que quiero brindarte, sólo necesito
tu polla en tu mano, tus ojos en mis letras y tu mente en mi mente perversa,
viendo lo que yo veo…
Y yo siempre veo lo mismo… Tu cuerpo tieso, tu boca entreabierta
y tu polla dura.
Y tú siempre ves lo mismo… Cabello revuelto, fuego en la
mirada y entrega total de mi cuerpo.
Ven a reclamar lo que es tuyo, a mí misma no pertenezco.
Sólo estoy viva cuando me lees, cuando te excitas, cuando te corres y manchas
tus manos con el divino tesoro que siempre he deseado arrebatarte. Hambrienta
ando, y ya es hora de volver a saciar las ganas y apartar las penas. Del sexo
nací y en el sexo quiero abandonarme.
Soy deseo. Y moriré cuando a ti, al imaginarme estremecida
bajo tu peso, no se te ponga dura la polla y se te moje el glande, con el
brillo del preludio de un ardiente acople. Moriré si no me deseas, pues la
imagen que ofrezco perderá el calor con el que fue forjada. Que Magela Gracia
nació para entregarse, y entre tus dedos desea perderse.
Sexo sin tapujos, salvaje… O tal vez tierno y lento embestir
de caderas contra mis piernas abiertas. Poco importa como desees saciarte,
siempre que sea entre mis carnes trémulas. Y siempre que tu polla quiera
arrebatarme un gemido, allí estará mi garganta, deseando regalarte los oídos.
Gracias por desearme.
Gracias por esperar.
Gracias por ayudarme a volver a ver la vida a través de los
ojos llenos de anhelo, y no simplemente mirarla pasar sin el interés que
despiertan los buenos momentos… Y el sexo está lleno de buenos momentos.
Sigue deseándome… porque pienso seguir levantando tu polla,
lamiendo tu esencia y escuchando el aire que se escapa de tu boca al derramarte
en la mía.
Gracias por leerme y excitarte. Me haces falta para sentirme
plena.
Besos donde más los disfrutes, mi boca siempre quiere
regalarlos.
Un placer escribir para ti.
Agradecida, Magela Gracia.
El deseo es (y debe ser) mutuo...
ResponderEliminarBIENVENIDA......
ResponderEliminarLa Escritora volvió con todo su bagaje, y las alforjas llenas de un estilo tan personal.... EXITO..... SE PUEDE....
Néstor
estas...por fin volviste
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