¿Lees novela erótica? ¿Te has corrido alguna vez cuando tus ojos se deslizan por las palabras escritas en páginas amarillentas, mientras sientes los latidos atenazando tu polla caliente y dura en el pantalón vaquero?

¿No has sentido como un escalofrío recorre tu espalda desde el pubis, dándote la sensación de que necesitas aire... o mejor, una boca que recorra esa verga erguida desde su base hasta la punta? Muy mojada, mucha saliva caliente resbalando por unos labios carnosos pintados de rojo que se desdibujan manchando el rostro femenino.

Mi rostro...

En su defecto puedes masturbarte, agarrar firmemente tu polla con la mano, rodear el capullo con los dedos gruesos y sentirla palpitar. Gemir.

¿Quieres correrte leyendo novela erótica? ¿Quieres que escriba porno para ti? ¿Quieres recordar estas palabras mientras estás conduciendo, acostado en la cama, o duchándote? ¿Quieres sentir como se te pone dura cuando el agua acaricia tu culo al entrar en el mar? ¿Quieres imaginarme jadear tu nombre mientras estamos separados, fantasear con cómo me masturbo tirada sobre la alfombra de mi dormitorio, como me penetro yo misma y me lamo los pezones... pensando en ti?

Como me estremezco al correrme... gritando tu nombre.

Imagina leche condensada resbalando por mis nalgas. Y ahora imagínala resbalando por mi coño rasurado. Imagina que la lames, que la chupas entera, y que yo te acompaño. Que nos pringamos entre sudor y azúcar.

Y ahora imagina que no es leche condensada...

¿Quieres?

Yo quiero que te corras pensando en mí.

Puedo hacer que te corras pensando en mí.

Puedo.

Puedo escribirte las cosas más calientes.

Puedo.

¿Quieres?

jueves, 14 de febrero de 2013

Plantada

Ya llega otra vez tarde…

No quiero mirar el puñetero reloj. No pienso desquiciarme nuevamente. Aquí, al lado de esta puta cabina de teléfono, porque el móvil se ha quedado al fin sin batería, llevo ya un buen rato pasando frío con el minivestido de criada. Debí imaginarlo cuando elegí el disfraz, era obvio que otra vez me dejaría tirada… como a una tonta. Tanto pensar en que cuando me viera de esa guisa metería las manos en el escote para poner al alcance de la boca un pezón endurecido… O mejor, que me hiciera reclinar sobre cualquier coche en una calle poco transitada, elevara mínimamente la falda y me empalara una y otra vez hasta correrse con urgencia. Sí… una verdadera tonta.

Y no es la primera vez… y por más que ahora arda de indignación sé que no será la última. Luego llegará con esos ojillos embaucadores y meterá sus dedos en mi entrepierna, me arrancará un par de suspiros y lo olvidaré todo… hasta la próxima vez. No tiene lógica. Tan tonta no debiera ser.

Pero lo soy. Cuando se está enamorada se hacen muchas gilipolleces. Y perdonar al hombre que te deja plantada una noche de carnaval seguro que es una de ellas… Pero lo peor no era eso. No era que te dejara plantada. Era el motivo por el que no aparecía. Yo, sin duda alguna, le estaba perdonando una infidelidad más.

¡Y yo que podía estar con el resto de mi grupo, divirtiéndome! Unos cuantos tequilas pegada a un chiringuito, restregando el culo contra algún compañero de clase, encendiéndome al sentirme deseada por los ojos juveniles que se volvían locos cuando se me endurecían los pezones bajo la liviana tela que los cubría… ¡Qué fácil habría sido todo si no llego a enamorarme del tío equivocado!

Porque al final no me gustan los críos. Me pierden los hombres. Y este sabe mucho más que cualquier tío con el que haya podido estar. Debiera despertar… debiera darme por enterada que no es trigo limpio, que al final soy simplemente una de tantas que se moja cuando lo tienen cerca. No soy especial en ese sentido… Simplemente soy tonta.

¿Cuántas veces iba a caer en las mismas historias? Chica conoce a chico, chico se vuelve loco por follarse a la chica, chica de enamora del chico hasta perder la cabeza, chico se folla a la chica como quiere y cuando le viene en gana, chica se da cuenta que el chico es un hijo de puta que aparte de meterla en su coño la mete en todos los agujeros disponibles.

Y seguía tragando… literalmente…

¿A quien le habría levantado la falda esta noche? Demasiadas donde elegir, desgraciadamente. Con el cuerpo que se gastaba las tías se le ofrecían sin reservas, exactamente igual que hacía yo, estúpida de mí. Si ahora, que por lo menos llegaba media hora tarde, apareciera doblando la esquina, me echaría en sus brazos, aunque oliera a otro perfume y llevara manchas de carmín en el cuello. ¿Sólo media hora? Venga, ten cojones, acepta la realidad y mira el puto reloj. Nadie se presenta una hora tarde a una cita donde espera bajarse la cremallera de la bragueta en un coche para que se la chupes hasta derramarse en tu garganta, obligándote a mantener la cabeza pegada contra su cuerpo y la barbilla contra los cojones mientras te llama Cari en vez de por tu nombre para no equivocarse si te llama por el de otra tía.

Y miro el reloj… Efectivamente, más de una hora. ¿Por qué seguir esperando aquí, al lado de la cabina, con el frío que está haciendo? Sabes que no va a aparecer, que otra vez se quedó enterrado en el coño de otra chica, tal vez porque ella si lo deja correrse dentro… Probablemente se la chupa mejor que yo, o lo besa con la leche aun caliente jugando en la lengua. O le ofrece su culo para que se lo taladre. ¿Es lo que tengo que hacer para que me preste más atención? ¿Ser más puta que el resto de las chicas a las que se tira?

Una adolescente atrapada en la sensación de ser insuficiente.

Inseguridad… ¿Hasta cuando?

Venga, no seas niña. No puedes sentirte insegura porque a un tipejo como él le guste meterla en cualquier coño. Se le levanta conmigo, disfruta conmigo, se corre conmigo. Que no sea constante no es culpa mía, que no haya aparecido esta noche no es porque no valgas la pena. Le gustan las cosas fáciles, y otra chica se lo puso más fácil que yo.

¡Con lo mona que voy vestida!

¿Vuelvo con mi grupo y me tiro al primero que tenga los cojones de meterme mano? No tiene mucho sentido seguir parada, imaginando las embestidas de mi amante sobre el cuerpo de otra tipa. Me están sacando de mis casillas las imágenes de su polla entrando y saliendo de la boca de una de sus amiguitas, de la lengua que presiona el capullo contra el paladar, de los labios que la aferran con fuerza, dejando escapar la saliva con el deslizar sobre su piel. Tantas veces lo había hecho yo, disfrutando de lo dura que se le ponía nada más bajarle la cremallera…

¿Calentar a algún amigo simplemente por despecho? A ver… céntrate por una vez en la vida. Si ese capullo no me merece, lo normal es que lo pague, pero no a costa de que pierda la cabeza. El problema reside en que sé que no debo darle más oportunidades. Si quiero follar esta noche con un niñato, follo y listo. Tal vez me sorprenda, sabiendo arrancarme algún gemido.

Pero no merece la pena engañarme. Lo que quiero es que ese cabrón aparezca, me coja de la mano y me seduzca. Que me haga olvidar el mal rato, la frustración y el rechazo experimentado… Lo quiero a él entre mis piernas, su boca contra la mía, su peso cubriendo mi cuerpo y dejándome sin aire… Gemir para él, sentirme estremecer con su polla despiadada metida en mis carnes, disfrutar de que se le pongan los ojos en blanco cuando me embiste. Deseo perder la cabeza, beber dos copas más de la cuenta y tener que buscar luego las medias en la parte posterior de su coche. Necesito no sentirme abandonada, no haber sido sustituida por un cuerpo mejor, por una mente más morbosa, por una amante más experta.

Necesito que me abrace…

Gilipollas de mí… que he vuelto a enamorarme…



2 comentarios:

  1. Menudo lerdo integral ...

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  2. El deseo se hace más intenso cuando se aliña con un poquito de "imposibilidad"...

    Seguro que la próxima vez será más excitante....

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