¿Lees novela erótica? ¿Te has corrido alguna vez cuando tus ojos se deslizan por las palabras escritas en páginas amarillentas, mientras sientes los latidos atenazando tu polla caliente y dura en el pantalón vaquero?

¿No has sentido como un escalofrío recorre tu espalda desde el pubis, dándote la sensación de que necesitas aire... o mejor, una boca que recorra esa verga erguida desde su base hasta la punta? Muy mojada, mucha saliva caliente resbalando por unos labios carnosos pintados de rojo que se desdibujan manchando el rostro femenino.

Mi rostro...

En su defecto puedes masturbarte, agarrar firmemente tu polla con la mano, rodear el capullo con los dedos gruesos y sentirla palpitar. Gemir.

¿Quieres correrte leyendo novela erótica? ¿Quieres que escriba porno para ti? ¿Quieres recordar estas palabras mientras estás conduciendo, acostado en la cama, o duchándote? ¿Quieres sentir como se te pone dura cuando el agua acaricia tu culo al entrar en el mar? ¿Quieres imaginarme jadear tu nombre mientras estamos separados, fantasear con cómo me masturbo tirada sobre la alfombra de mi dormitorio, como me penetro yo misma y me lamo los pezones... pensando en ti?

Como me estremezco al correrme... gritando tu nombre.

Imagina leche condensada resbalando por mis nalgas. Y ahora imagínala resbalando por mi coño rasurado. Imagina que la lames, que la chupas entera, y que yo te acompaño. Que nos pringamos entre sudor y azúcar.

Y ahora imagina que no es leche condensada...

¿Quieres?

Yo quiero que te corras pensando en mí.

Puedo hacer que te corras pensando en mí.

Puedo.

Puedo escribirte las cosas más calientes.

Puedo.

¿Quieres?

martes, 4 de octubre de 2011

Cam

Es un deslizar de dedos por un cuello perlado en sudor que lleva un collar de cuentas negras solo para tus ojos… los que miran al otro lado de la pantalla. Es un abrir sutil de la boca para dejar ver la lengua mojada acariciar el interior de los labios, esos que no hablan porque para eso están mis manos. Es un subir y bajar del pecho en una respiración entrecortada, un escote que se insinúa pleno bajo una tela de textura desconocida, un encaje de un sostén recolocado… por cortesía.

La mano que se esconde, el codo que se mueve nervioso al otro lado de la cámara…
Un cruce de piernas y un roce de medias; y sentir la humedad allí donde las braguitas continúan estando puestas, donde nunca has mirado, lo que nunca te he enseñado…

No sé lo que tiene esa máquina maldita que a todos embauca con sus promesas de morbo y lascivia. Yo… que soy ducha en palabras y hábil de artimañas femeninas me rindo a la visión de tu mano aferrando tu polla gorda cuando pellizco el pezón de uno de mis pechos. Mis ojos sucumben a eso, a tu miembro caliente escapando de la bragueta, a tu manos fuerte aferrada a él durante tanto tiempo… que para ti la expresión estar duro por horas ha cobrado un nuevo significado. Estar duro por mí, y yo así sentirlo…
La enorme diferencia entre solo mirar… o yo mostrarte…

Mi mente cautiva de la sensación más excitante y viciosa, saberme deseada por esa inmensa polla, sentir mi coño dolorido sin que se haya introducido nunca en mis entrañas. Y sentir que me corro solo de verte correr, sin que mis manos se hayan apartado del teclado… Únicamente con el movimiento de mi pelvis contra  el tapizado de mi silla de salón… ya mojado…


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