¿Lees novela erótica? ¿Te has corrido alguna vez cuando tus ojos se deslizan por las palabras escritas en páginas amarillentas, mientras sientes los latidos atenazando tu polla caliente y dura en el pantalón vaquero?

¿No has sentido como un escalofrío recorre tu espalda desde el pubis, dándote la sensación de que necesitas aire... o mejor, una boca que recorra esa verga erguida desde su base hasta la punta? Muy mojada, mucha saliva caliente resbalando por unos labios carnosos pintados de rojo que se desdibujan manchando el rostro femenino.

Mi rostro...

En su defecto puedes masturbarte, agarrar firmemente tu polla con la mano, rodear el capullo con los dedos gruesos y sentirla palpitar. Gemir.

¿Quieres correrte leyendo novela erótica? ¿Quieres que escriba porno para ti? ¿Quieres recordar estas palabras mientras estás conduciendo, acostado en la cama, o duchándote? ¿Quieres sentir como se te pone dura cuando el agua acaricia tu culo al entrar en el mar? ¿Quieres imaginarme jadear tu nombre mientras estamos separados, fantasear con cómo me masturbo tirada sobre la alfombra de mi dormitorio, como me penetro yo misma y me lamo los pezones... pensando en ti?

Como me estremezco al correrme... gritando tu nombre.

Imagina leche condensada resbalando por mis nalgas. Y ahora imagínala resbalando por mi coño rasurado. Imagina que la lames, que la chupas entera, y que yo te acompaño. Que nos pringamos entre sudor y azúcar.

Y ahora imagina que no es leche condensada...

¿Quieres?

Yo quiero que te corras pensando en mí.

Puedo hacer que te corras pensando en mí.

Puedo.

Puedo escribirte las cosas más calientes.

Puedo.

¿Quieres?

domingo, 16 de octubre de 2011

Fundirme...

Aliento contenido, temblar de miembros.

La exquisitez de saberse dueña de la saliva que ahora recorre mi piel, al menos en ese único instante, en el que tus labios adoran los pliegues, las montañas, los valles… Mi cuerpo rendido al tuyo, mis ojos cerrados, entregada.
Deleitarme con mis propios gemidos, regalándome a mí misma los sonidos que despiertan los placeres que me entregas. Mis oídos atentos también a tus palabras. Perversas y maravillosas declaraciones de intenciones. Mi amante lascivo, mi compañero siempre salvaje y dedicado. Y por mí… siempre también consentido.

Saborear el agridulce de tus pensamientos hechos actos con las yemas ardientes de tus dedos. Actos que me matan en el calor de las sábanas de mi cama, revueltas entre las piernas juntas, expectantes. Cama maldita que me ve unirme a tu cuerpo, sostiene el tuyo para hacerme estallar con el bajar de pestañas que me producen también tus jadeos… Saberte disfrutando de mi imagen retorcida, la espalda arqueada y los labios entreabiertos. Lengua sedienta de ti…
Labios mordidos. Puños cerrados contra el cobertor de la cama.

Y sudor, mucho sudor bañando los cuerpos.
Sentir que me correría solo con mirarme y soplar sobre mi sexo…

Aliento contenido, temblar de miembros…
Y escucharte suspirar, llegando tu lengua a mis ingles. Sentir las articulaciones rígidas de tus dedos hincarse en las carnes de mis nalgas. La frente de tu rostro rendida sobre mi vientre tenso, tus cabellos cubriendo mi ombligo, vistiéndolo…

Y escucharte suspirar, sí, sentirle hacerlo contra la piel que contemplas, contra la piel que deseas.
Y derretirme entre tus palabras, fundirme y hacerme agua con ellas…

-          Separa las piernas…


1 comentario:

  1. Que bien y con que arte defines la entrega, el deseo, el placer, la entrega... pura poesía

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