¿Lees novela erótica? ¿Te has corrido alguna vez cuando tus ojos se deslizan por las palabras escritas en páginas amarillentas, mientras sientes los latidos atenazando tu polla caliente y dura en el pantalón vaquero?

¿No has sentido como un escalofrío recorre tu espalda desde el pubis, dándote la sensación de que necesitas aire... o mejor, una boca que recorra esa verga erguida desde su base hasta la punta? Muy mojada, mucha saliva caliente resbalando por unos labios carnosos pintados de rojo que se desdibujan manchando el rostro femenino.

Mi rostro...

En su defecto puedes masturbarte, agarrar firmemente tu polla con la mano, rodear el capullo con los dedos gruesos y sentirla palpitar. Gemir.

¿Quieres correrte leyendo novela erótica? ¿Quieres que escriba porno para ti? ¿Quieres recordar estas palabras mientras estás conduciendo, acostado en la cama, o duchándote? ¿Quieres sentir como se te pone dura cuando el agua acaricia tu culo al entrar en el mar? ¿Quieres imaginarme jadear tu nombre mientras estamos separados, fantasear con cómo me masturbo tirada sobre la alfombra de mi dormitorio, como me penetro yo misma y me lamo los pezones... pensando en ti?

Como me estremezco al correrme... gritando tu nombre.

Imagina leche condensada resbalando por mis nalgas. Y ahora imagínala resbalando por mi coño rasurado. Imagina que la lames, que la chupas entera, y que yo te acompaño. Que nos pringamos entre sudor y azúcar.

Y ahora imagina que no es leche condensada...

¿Quieres?

Yo quiero que te corras pensando en mí.

Puedo hacer que te corras pensando en mí.

Puedo.

Puedo escribirte las cosas más calientes.

Puedo.

¿Quieres?

viernes, 14 de octubre de 2011

Te deseo...

Ojalá pudiera abrazarte fuerte para quitarte esa inseguridad tan aplastante que siento en tus palabras. Ojalá mis labios se pudieran fundir con los tuyos para que respiraras el aliento que exhalo. Ojalá poder poner la mano allí donde late tu rabia y sentirte fuego y brasas. Ojalá...

Ojalá...

Desesperado te siento, amante mío… Tuya la ansiedad que hago mía, tuyo el deseo que prende mi alma.

Que no te duela mi ausencia, que más de una vez he faltado, y los reencuentros de dos sexos que se llaman como los nuestros, eternamente a encontrarse a altas horas de la madrugada, por muchas noches que no choquen no dejan de arder en la fragua de Vulcano. Sigo ardiendo aunque me faltes, sigo viva aunque me muera...

Los reencuentros son mejores, las gargantas tienen hambre. Y el líquido que moja mis bragas, por más que se seque en ellas sin encontrar consuelo, siempre estará fundido con el olor de tu polla. Allí, donde te recuerdo... allí, donde tengo tu esencia cincelada por tus manos expertas... En ese trozo de carne que tan bien se acopla a tus deseos, y a las partes de tu cuerpo que ofreces sin reservas...

Esa gota que se escurren ahora de tu miembro endurecido es el regalo que me haces al leerme con la pasión que te ofrezco. Esa dureza que intuyo en tu entrepierna es la que me dice, que además de lujuria, aunque no lo quieras, mi imagen es mucho más evocadora en tu mente que unas simples tetas. Y eso me basta para sentirme satisfecha.

Por eso no me digas te quiero nunca, no me vale de nada...
Dime solo... te deseo...

Porque hay, sin duda, almas gemelas... Pero nuestras almas, además, son una...




1 comentario:

  1. pinceladas de poesia, la niña de las islas avanza serpenteando entre la prosa .bravo!!!

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