¿Lees novela erótica? ¿Te has corrido alguna vez cuando tus ojos se deslizan por las palabras escritas en páginas amarillentas, mientras sientes los latidos atenazando tu polla caliente y dura en el pantalón vaquero?

¿No has sentido como un escalofrío recorre tu espalda desde el pubis, dándote la sensación de que necesitas aire... o mejor, una boca que recorra esa verga erguida desde su base hasta la punta? Muy mojada, mucha saliva caliente resbalando por unos labios carnosos pintados de rojo que se desdibujan manchando el rostro femenino.

Mi rostro...

En su defecto puedes masturbarte, agarrar firmemente tu polla con la mano, rodear el capullo con los dedos gruesos y sentirla palpitar. Gemir.

¿Quieres correrte leyendo novela erótica? ¿Quieres que escriba porno para ti? ¿Quieres recordar estas palabras mientras estás conduciendo, acostado en la cama, o duchándote? ¿Quieres sentir como se te pone dura cuando el agua acaricia tu culo al entrar en el mar? ¿Quieres imaginarme jadear tu nombre mientras estamos separados, fantasear con cómo me masturbo tirada sobre la alfombra de mi dormitorio, como me penetro yo misma y me lamo los pezones... pensando en ti?

Como me estremezco al correrme... gritando tu nombre.

Imagina leche condensada resbalando por mis nalgas. Y ahora imagínala resbalando por mi coño rasurado. Imagina que la lames, que la chupas entera, y que yo te acompaño. Que nos pringamos entre sudor y azúcar.

Y ahora imagina que no es leche condensada...

¿Quieres?

Yo quiero que te corras pensando en mí.

Puedo hacer que te corras pensando en mí.

Puedo.

Puedo escribirte las cosas más calientes.

Puedo.

¿Quieres?

sábado, 10 de septiembre de 2011

Una carta, de tu puta

La puta se sienta en la silla del escritorio de su habitación de hotel. Está cansada, ya está amaneciendo. Quiere dormir…

Pero necesita escribir antes de irse a la cama. Ya tiene el papel a mano y un boli de propaganda del bar donde ha estado bailando. Está desnuda, con las piernas abiertas a horcajadas sobre la silla. Solo lleva los zapatos puestos… unos incómodos zapatos de color negro.

          Sé que está muy liado, pero me gusta recibir noticias tuyas. Me encanta saber que te acuerdas de mí, que piensas en mí, que sueñas conmigo… Que cuando follas es mi rostro el que miras, el que besas…

Dime que te gustaría estar conmigo, pero que no puedes. Que el trabajo te tiene muy absorbido y que por eso no podemos vernos. Dime que no hay otra mujer, aunque sea mentira… Que solo me deseas a mí, que solo quieres despertar en tu cama conmigo.

Me hace feliz… Me pone cachonda.

Me gusta salir a comprar y elegir ropa para ti… Ropa que no tenga purpurina, que pueda dejar marcas en la tuya al llegar a tu casa. Camisas con escote amplio, que marquen mis pezones y que al verlos se te ponga dura. Ropa interior de encaje, medias con liguero, lápices de labios con sabor a fresa y chocolate… Ropa elegante, distinguida. Que te folles a una buena puta y no a una cualquiera…

Quiero comer fresas de tu boca. Quiero beber tequila de tu ombligo y lamer la sal de tu polla. E imaginar cómo me vas a dar a probar el limón…

Ni te imaginas la de cosas que vamos a hacer juntos…

Ni te imaginas.

Pero imagina, y cuéntame lo que quieres hacer conmigo, por favor.

Cuéntame cómo me vas a follar la próxima vez.

Tu puta.

Acaba de terminar de escribir la carta cuando están llamando a la puerta. Desnuda, la puta se acerca a la madera y abre con la cadena echada. Al otro lado, un tipo gordo y de aspecto desaliñado le pasa un billete de 50 euros a través de la puerta entreabierta… Lo que cobra por una mamada. Coge el dinero y retira la cadena, suspirando.

Un servicio más antes de dormir…

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