¿Ha pasado otra cosa que yo desconozca que te haya hecho alejarte de mí? Alejarte de mi boca, de mis dedos… ¿Ya no quieres probar mi lengua ni siquiera a escondidas? ¿Ya no quieres levantarme la falda y descubrir mi pubis rasurado, sin el fino encaje negro de la ropa interior? Deja vagar la yema de tus dedos por mis nalgas, y buscar la humedad de mi entrepierna, para imaginarte penetrándome contra la pared, de espaldas, con la falda levantada y la parte superior desabrochada mostrando mis pechos… Tu pecho contra mi espalda, tu mano aferrada a mi cuello, asfixiándome… Déjame lamer uno de tus dedos mientras me follas, déjame escuchar tus gemidos mientras me penetras con el hambre del desfallecido, con el descaro de amantes que ya no tienen secretos pero sí sorpresas agradables para brindar al otro. Sorpresas calientes, muy picantes…
Follarte otra vez…
Por amor de Dios, que me folles..
Inundarme con tu lengua, inundarme con tu polla.
¡Qué pena!
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