¿Lees novela erótica? ¿Te has corrido alguna vez cuando tus ojos se deslizan por las palabras escritas en páginas amarillentas, mientras sientes los latidos atenazando tu polla caliente y dura en el pantalón vaquero?

¿No has sentido como un escalofrío recorre tu espalda desde el pubis, dándote la sensación de que necesitas aire... o mejor, una boca que recorra esa verga erguida desde su base hasta la punta? Muy mojada, mucha saliva caliente resbalando por unos labios carnosos pintados de rojo que se desdibujan manchando el rostro femenino.

Mi rostro...

En su defecto puedes masturbarte, agarrar firmemente tu polla con la mano, rodear el capullo con los dedos gruesos y sentirla palpitar. Gemir.

¿Quieres correrte leyendo novela erótica? ¿Quieres que escriba porno para ti? ¿Quieres recordar estas palabras mientras estás conduciendo, acostado en la cama, o duchándote? ¿Quieres sentir como se te pone dura cuando el agua acaricia tu culo al entrar en el mar? ¿Quieres imaginarme jadear tu nombre mientras estamos separados, fantasear con cómo me masturbo tirada sobre la alfombra de mi dormitorio, como me penetro yo misma y me lamo los pezones... pensando en ti?

Como me estremezco al correrme... gritando tu nombre.

Imagina leche condensada resbalando por mis nalgas. Y ahora imagínala resbalando por mi coño rasurado. Imagina que la lames, que la chupas entera, y que yo te acompaño. Que nos pringamos entre sudor y azúcar.

Y ahora imagina que no es leche condensada...

¿Quieres?

Yo quiero que te corras pensando en mí.

Puedo hacer que te corras pensando en mí.

Puedo.

Puedo escribirte las cosas más calientes.

Puedo.

¿Quieres?

lunes, 26 de septiembre de 2011

Voyeur

Me toco el cabello suavemente, para hacerme la cola… Despejo mi espalda con mi vestido vaporoso para que puedas ver mi piel bronceada. Mi cintura… mis nalgas enfundadas en la tela ajustada, los muslos firmes y como no, mis sempiternos tacones…

Me toco los hombros para deslizar las tiras del vestido hacia los brazos, para que caiga con una caricia sobre ellos mientras me imagino que son tus ojos los que siguen el deslizar de la tela. Y no tengo la menor duda de que así me miras, desde tu ventana, tras las cortinas casi echadas. Por eso yo tengo abiertas las mías. De par en par. Yo desnuda… y tú miras…

Por eso mi macho ahora me lame el cuello frente a ti, porque sé que me espías…
El vestido termina de deslizarse por las caderas y allí se queda, ya que son voluptuosas y plenas.  Tus manos serían las manos que ahora amasan mis pechos frente a la ventana. Lo serían porque las sientes tuyas en cada instante, desde que me descubriste exhibiéndome y yo te descubrí mirando… y tocándote…

Por eso traigo machos a mi lecho… todos distintos, igual de perversos. Para que me veas con ellos, para que me veas gozando de sus vergas tiesas y sus bocas calientes y llenas de deseo. Ellos son la prolongación que a ti te hace falta para saberte satisfecho…
Me hacen apoyarme en el alfeizar de la ventada muy de madrugada, me penetran sin contemplaciones por detrás mientras sé que mis tetas bailan frente a tus ojos con cada embestida. Me follan… incansables. Me manejan a su antojo, me poseen de forma salvaje. Y eso es lo que quiero. Lo único que necesito para correrme una y otra vez entre sus dedos no es su verga dura como una piedra o su lengua juguetona. Lo que necesito no es otra cosa que tus ojos.

Durante horas me follan, mientras te miro masturbarte…
Los elijo ya con cuidado; robustos, fuertes, capaces… Insaciables, así los quiero.  Ya sé lo que más te excita que me hagan, te he observado miles de veces mientras aceleras el ritmo de tu mano sobre la barra de carne que te sobresale de entre las piernas, y que enseñas a trasluz orgulloso de que la vea. Por eso no me ando con chiquitas con mis machos. Si quiero una buena corrida tuya sobre las cortinas de tu dormitorio tengo que ser  meticulosa con ellos. Que me soben bien, que no les importe que lo haga de pie, que quiera la luz encendida y las ventanas abierta…  Que me hagan gemir como una guarra, que me hagan gozar como una perra. Que me destrocen el coño mientras tú te pajeas. Que me mojen las entrañas con la leche que sé que riega tus ventanas.

No solo para que me veas… ¡Por Dios! Quiero que me sientas…


1 comentario:

  1. La distancia, el estar en otro edificio, el tener que verlo sin oler, sin escuchar tus jadeos, sin ver las gotas de sudor en tu cuerpo..esa distancia me mata...lo demas es poesia , la mejor poesia...
    Gracias por estar.

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